El cambio de estación y la llegada del frío hace que nos sintamos más tristes y apáticos. El clima influye notablemente en nuestro estado de ánimo y, de la misma forma que nos sentimos más felices cuando empieza el buen tiempo, la niebla, la lluvia y todo lo que conlleva el invierno hacen que nuestro cuerpo y nuestra mente estén de bajón.

Todos sabemos que el sol es una fuente de vitamina D y la falta de ella se asocia normalmente a trastornos como la depresión. Es por esto que cuando las horas de sol se reducen nos sentimos más tristes. Con la oscuridad, nuestro cuerpo produce más cantidad de melatonina (determinante a la hora de conciliar el sueño) y por ello nos encontramos más cansados. Además, este tiempo reduce nuestros niveles de serotonina, el neurotransmisor de la felicidad.

Así que si te da el bajón en cuanto cambian la hora, no te preocupes, es normal. Incluso existe un tipo concreto de depresión para estos casos llamado ‘trastorno afectivo emocional’, que puede empezar en otoño y durar hasta la primavera.

Para sobrellevarlo os aconsejamos:
– Intentar transformar los pensamientos negativos en positivos.

– Elegir alimentos ricos en vitamina D como el pescado, el yogur, los frutos secos, los huevos… para contrarrestar la falta de sol y aprovechar para salir a la calle cuando haga buen tiempo.

– Haz ejercicio, ya que produce dopamina, serotonina y endorfinas, las hormonas que nos dan felicidad.

– Despiértate y acuéstate pronto para aprovechar el mayor número de horas de sol y descansar lo suficiente.

– Aunque no te apetezca, no dejes de quedar con tus amigos o salir a dar una vuelta.

– Ponte una rutina y rómpela de vez en cuando, no pasa nada por dejarse llevar.

– No asumas que porque haga un mal día vas a sentirte mal, tú tienes el poder sobre tu cuerpo y tu mente, dale una oportunidad a los días lluviosos.

Y si nada de esto funciona, ponte un poco de música alegre y ponte a bailar, te desfogará 😉