Bien por pereza, porque nos hemos pasado en la comida anterior, porque no vaya a ser que engordemos, o porque ya comeremos que vamos con prisa; raro es el día que no nos saltemos alguna comida. O por lo menos, alguna vez seguro que nos ha pasado.
Y en el fondo todos sabemos que esto es malo, pero lo que desconocemos es lo que pasa en nuestro cuerpo en el momento en el que decidimos saltarnos una comida.
Cuando no le damos las calorías que precisa, el cuerpo trata de obtenerlas usando las reservas de azúcar almacenado en el hígado, el riñón, o los músculos. Y cuando estas reservas se agotan, el cuerpo empieza a quemar grasas.

Pero cuidado, porque esto no significa que vayamos a adelgazar por dejar de cenar o de desayunar, sino todo lo contrario. Porque cuando comemos segregamos una dosis de insulina que nos ayuda a controlar el peso, y si nos saltamos una comida, la siguiente será más grande, generaremos más insulina y con ello un aumento de peso. Además de ansiedad, mal humor y pérdida de concentración por la falta de alimento.

Otro dato que igual no conocías es que sólo el hecho de comer, quema calorías. La digestión y metabolización de alimentos es un ejercicio en sí, y si hacemos las cinco comidas del día, serán más pequeñas porque no tendremos tanta hambre, y el ejercicio lo haremos cinco veces.

No sé a vosotros, pero a nosotros nos salen las cuentas…

O sea que menos pasar hambre, y más equilibrar nuestras comidas. Porque por supuesto esto no significa que nos liemos a comer y no paremos, hay que saber medir sin dañar por exceso o por defecto nuestro cuerpo.

Recordad: un buen desayuno, un picoteo sano a media mañana, una comida variada y completa, una pequeña merienda y una cena ligera dos horas antes de irnos a dormir.