Dolor e hinchazón abdominal, gases, náuseas, diarrea, mal aliento… Las malas digestiones provocan infinidad de síntomas que reducen nuestra calidad de vida e incluso pueden derivar en complicaciones más graves. Estos síntomas son las señales que nos envía nuestro aparato digestivo, que parece decirnos: “no estoy absorbiendo bien las vitaminas, minerales, proteínas y otros nutrientes y, como no pongamos remedio, esto únicamente puede empeorar”
Efectivamente. Como tantas cosas en la vida, si no actuamos a tiempo una mala digestión puede alargarse indefinidamente o, en el peor de los casos descubrir que lo que se escondía tras una simple indigestión era en realidad una patología clínica que se ha agravado con el transcurso de los días.

Sin embargo, aunque las causas de una digestión defectuosa pueden ser debidas a enfermedades, úlceras y lesiones diversas en el aparato digestivo, en muchas –muchas– ocasiones el problema radica en un inadecuado estilo de vida. Ello se debe básicamente a tres factores:

– Malos hábitos alimenticios.

– El estrés.

– El exceso de alcohol, así como el consumo de otras substancias tóxicas para nuestro organismo como, por ejemplo, el tabaco.

No perdamos las sanas costumbres.

Resulta obvio, pues, que en nuestra mano está incidir de manera directa a que nuestras digestiones se realicen con normalidad. Y la manera de hacerlo es tan sencilla como seguir algunas de las siguientes recomendaciones:

– Lo primero de todo: come como Dios manda. En un ambiente relajado, adecuadamente sentado, tomándote tu tiempo y masticando bien los alimentos. Nuestra Dieta Mediterránea no se limita únicamente a buena y variada comida, sino que se trata de todo un estilo de vida.

– No olvides la importancia de un buen desayuno y de una cena ligera, ya que irte a la cama con un atracón es incompatible con una buena digestión.

– Hidrata tu cuerpo adecuadamente. Es decir, bebe agua natural. Como ya comentamos en un post anterior, el agua es vital para nuestro cuerpo y la cantidad diaria que se recomienda oscila entre los dos litros y los dos litros y medio.

– Que no te falte yogurt en la nevera. Los microorganismos que contiene regeneran y mantener en óptimas condiciones tu flora intestinal.

– Recuerda que los alimentos con elevados índices de proteínas (como el pescado o el pavo) refuerzan la válvula que protege el estómago.

–  Consume fibra vegetal, ya que al regular la actividad intestinal evita el estreñimiento.

Limita el consumo de grasas, ya que estimulan la producción de ácidos y retrasan la digestión, causando malestar.

Evita condimentos “fuertes” como las guindillas o el pimiento morrón, debido a que irritan las mucosas digestivas.

– Y, por supuesto, haz un poco de ejercicio. Aunque sea un poco. La actividad física es mano de santo para mejorar la actividad intestinal, entre otros muchos beneficios.

Lo reconocemos: más de un miembro del equipo del El Naturalista hemos sufrido algún que otro problema digestivo. El ritmo laboral diario a veces puede ser intenso y nuestra voluntad no es tan fuerte como nos gustaría, por lo que en ocasiones –no muchas, afortunadamente– no hemos seguido la más sana de las dietas. Y luego lo hemos pagado, claro. Sin embargo, tenemos la ventaja de tener la solución en casa, por lo que hemos podido solucionar nuestras malas digestiones de manera rápida y eficaz.

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Nuestras cápsulas de Digesnatur GASESDigesNatur son ideales para los trastornos del aparato digestivo como dispepsias, vómitos, acumulación de gases o flatulencia. Y si además de gases también sufres digestiones pesadas, pocos remedios son mejores que nuestra Diges-Tisana: esta infusión, que incluye cinco especies vegetales diferentes, mejorará tus digestiones en menos que canta un gallo. Y atención, porque además aporta mucílago, una fibra soluble que te aporta todas las garantías para favorecer tu tránsito intestinal.

Ahora sí. Come bien y… ¡Que aproveche!” 😉