Cuántas veces habremos usado este dicho sin saber lo que realmente implica.

Y es que, en realidad, que nuestras extremidades sean lo primero que se enfríe se debe a que nuestro organismo se autorregula para que nuestros órganos vitales tengan siempre una temperatura óptima para su funcionamiento.

Podríamos decir que gracias a que nuestras manos y pies estén fríos, nuestro corazón se mantiene caliente y listo para mantenernos vivos.

El cuerpo es muy inteligente, pero también nosotros tenemos que poner de nuestra parte para cuidar de uno de los órganos vitales más importantes que tenemos.

El corazón es el encargado de impulsar la sangre por todo el cuerpo llevando oxígeno y nutrientes a las células y, por lo tanto, es clave en el mantenimiento de la vida.

Las enfermedades más frecuentes que tienen que ver con el corazón son infarto de miocardio, angina de pecho e insuficiencia cardíaca. Y para prevenir en lo posible este tipo de enfermedades debemos controlar o incidir en los factores de riesgo que favorecen su aparición.

Así que vamos a daros unos consejos para cuidar nuestro corazón:

  • Mantener bajos niveles de grasas en sangre (colesterol, triglicéridos)
  • Tener la tensión arterial controlada
  • No fumar
  • No al estrés y la ansiedad
  • Mantener un peso adecuado a nuestra constitución
  • Llevar una dieta baja en grasas y en sal
  • Mantener una vida activa

No debemos olvidarnos de la edad, a más edad mayor riesgo, y por tanto, más razón para que controlemos los factores que incrementan las posibilidades de sufrir enfermedades cardiovasculares. En el hombre a partir de los 45 años y en la mujer de los 55 años.

La incidencia de las enfermedades cardiovasculares es más baja en culturas con una dieta tradicional rica en grasa animal marina con alto contenido en Omega 3. Por ejemplo los pueblos Inuit y los japoneses. Este descubrimiento ha hecho que se haya estudiado ampliamente los ácidos grasos Omega 3 y que se recomiende el consumo de pescado azul para mantener un corazón sano.

La Organización Mundial de la Salud recomienda una ingesta semanal de entre 2-3 gramos semanales de Omega-3.

Esta cantidad podemos obtenerla del consumo de pescado azul (dos o tres raciones semanales), de frutos secos como las nueces y de suplementos nutricionales a base de aceite de pescado rico en Omega 3.