Reconozcámoslo, las ganas de alargar el verano siempre nos la juegan. La lluvia y el fresco nos pillan desprevenidos y acabamos en cama con un catarro horrible.
Por eso, en el post de hoy os damos algunas claves para adaptarnos al otoño sin pillar un resfriado.

Reconocer los síntomas
El catarro común sigue una secuencia de sintomatología bastante habitual: dolor faríngeo, malestar general, con o sin fiebre, obstrucción nasal, mucosidad, tos seca o ligeramente productiva. Si empezamos a notar alguno de estos síntomas, debemos ponernos alerta.

Tomar precauciones
Los médicos aseguran que la medida más eficaz es el lavado frecuente de las manos. Un estudio científico reveló que ocho lavados de manos al día en diferentes momentos reducía un 50% la incidencia de infecciones respiratorias y digestivas. Sobre todo si compartes teléfonos, material de oficina o incluso comida.

Cuidado con la temperatura
En los primeros días del otoño, las temperaturas pueden pasar de frío a calor en un segundo y esto favorece la dispersión viral.
Eso si, los mitos de que salir de casa poco abrigado o con el pelo mojado, los desmontamos ya. Esto solo hace que tengamos más frío, pero nos infectamos igual con en seco que en mojado.

Cuidar la alimentación e hidratarse
Si bien es cierto que tomar más vitamina C en esta época no va a hacer que te libres de los resfriados, una persona bien alimentada y con una nutrición estable siempre tendrá una inmunidad de mayor calidad.
Asimismo, si nos ha atacado la tos, lo mejor que podemos hacer es hidratarnos con líquidos agradables como la miel, el agua no muy fría o las infusiones y bebidas calientes (siempre y cuando no lo estén demasiado).

Tener paciencia
El tiempo que dura un resfriado varía en función de la edad y la existencia o no de otras enfermedades, pero lo habitual según el doctor es que dure una semana, aunque no es de extrañar que sigamos con mucosidad y tos leve durante otros siete días más.