Ahora que estamos cerca de la fiesta americana de Halloween en la que todo se llena de calabazas, y aprovechando que el otoño es la estación por excelencia de esta hortaliza, vamos a contaros todos sus beneficios y propiedades.

Lo que todos sabemos es que tiene un alto contenido en fibra y es muy diurética, por lo que es especialmente útil para dietas de adelgazamiento, y además, gracias a su acción suavizante y protectora de la mucosa del estómago, está indicada en casos de acidez de estómago, digestiones difíciles o gastritis, ya que calma la irritación y el dolor de estómago.

Elimina las lombrices intestinales y la tenia, tiene propiedades laxantes, cicatrizantes, emolientes, antiprostáticas e hipotensoras.
Y, además de ser un alimento rico y dulce, proporciona numerosos beneficios para la salud debido a su alto contenido en vitaminas A, B y C, así como en minerales (cobalto, boro, zinc, calcio, magnesio, hierro y potasio).

Es ideal para los diabéticos, ya que regula el azúcar en sangre. Y sus propiedades depurativas además nos ayudan a limpiar nuestro cuerpo y a mejorar los problemas intestinales.

Los betacarotenos que contiene (los elementos que le proporcionan su característico color naranja) han demostrado ser muy importantes en la prevención del cáncer de pulmón, colon, próstata, estómago y útero.

En cuanto a su uso externo, puede usarse como emoliente, ayuda a eliminar las asperezas de la piel como granos, manchas o pecas, además de retrasar la formación de arrugas, y favorece la cicatrización de las quemaduras.

Y, por si fuera poco, se ha demostrado que disminuye la ansiedad por el dulce en personas adictas al azúcar. Así que ya sabéis, en purés, en bizcochos, al horno, sola o con otras verduras, el caso es incluir desde ya este superalimento en la dieta.

¿Os animáis?