El reflujo ácido es un problema de salud bastante común que se traduce en ardor estomacal e incluso puede llegar a la garganta.
La creencia común es que este problema es causado por una excesiva cantidad de ácido en el estómago, y por ello suele tratarse con medicamentos que bloquean la acidez.
Pero, lejos de resolver el problema, pueden agravarlo ya que recientes investigaciones han demostrado que en la mayoría de los casos el problema es justamente el contrario: la falta de ácidos.

Así que nosotros, que ya sabéis que somos muy naturales, vamos a daros unas alternativas que permiten que los ácidos en el estómago se equilibren.

Vinagre de manzana
Puedes tomar una cucharada de vinagre de manzana crudo disuelta en un vaso grande de agua. No tendrá un sabor muy agradable, pero te ayudará.

Raíz de jengibre
El jengibre tiene propiedades gastroprotectoras que ayudan a bloquear el ácido y a suprimir la bacteria Helicobacter pylori, y es efectivo para la prevención de la formación de úlceras. Puedes beberlo en infusión 20 minutos antes de cada comida.

Betaína
Se trata de un suplemento que puedes adquirir en farmacias, parafarmacias o herbolarios sin necesidad de receta médica. Alivia la sensación de ardor, favorece una mejor digestión y ayuda a eliminar la bacteria H. Pylori.

Vitamina D
La vitamina D juega un papel muy importante en el tratamiento ante cualquier agente infeccioso. Si logramos que nuestros niveles de vitamina D estén correctos, el organismo luchará con mayor fuerza contra infecciones indeseadas. Para esto lo recomendado es exponerse al sol unos 20 minutos al día (protegiéndonos adecuadamente) o con suplementos en forma de cápsulas.

Glutamina
El daño gastrointestinal que causa la bacteria H. pylori, se puede tratar con el aminoácido glutamina. Esto está presente en alimentos como la carne de res, pollo, pescado, huevos, productos lácteos y algunas frutas y vegetales.

Otro consejo que podemos daros es que tratéis de mantener o restaurar el equilibrio y funcionamiento natural gástrico. Para ello tenemos que comer muchos vegetales, preferiblemente orgánicos. Además, podemos aumentar la ingesta de alimentos fermentados para conseguir suficientes bacterias buenas, que ayuden a equilibrar la flora intestinal.