En abril de 2.015, reunidos en la Academia Americana de Neurología en Washington, DC., el Dr. Yang Gu presentó los resultados de una investigación que todo el mundo debería conocer: 

En el estudio participaron 674 personas de más de 65 años viviendo en la parte alta de la ciudad de Nueva York que no tenían indicios de demencia. Los investigadores utilizaron imágenes de resonancia magnética, que mide su volumen intracraneal, el volumen de la materia gris, el volumen total del cerebro, el grosor de la corteza y el volumen de la materia blanca, para estudiar los cerebros de estos individuos. La conclusión del estudio es algo increíble: Las personas que comían más pescado y menos carne tenían cerebros más grandes a medida que envejecían. 

Los científicos han sabido por mucho tiempo que nuestros cerebros tienden a dismi

nuir de tamaño, y por lo tanto su capacidad, a medida que envejecemos. Pero este estudio es el primero en relacionar una dieta saludable y el tamaño del cerebro. Los autores del estudio fueron capaces de mostrar que las personas del estudio que comieron una dieta mediterránea (pescado en lugar de carne, aceite de oliva como grasa principal, frutas y verduras frescas, legumbres, bajo consumo de lácteos) tenían cerebros más grandes a medida que envejecían. 

Es importante recordar que este tipo de resultados se basan en personas que siguen una buena dieta durante muchos años. 

También llama la atención otro último estudio: National Health and Nutrition Examination Survey. Muestra cuánto control tiene la gente sobre su propia salud. Sobre la base de siete indicadores ideales de la American Heart Association (AHA), se mostró que las personas que adoptan sólo cinco de los in

dicadores de la AHAs tienen alrededor del 80% menos de probabilidades de morir prematuramente que los que no los tienen. 

El desafío es convencer a la gente a hacer cambios de estilo de vida. Los resultados de las encuestas realizadas a los médicos son que sus pacientes carecen de confianza para llevar estilos de vida más saludables aún cuando se les indica que deben hacerlo. 

Una cosa que ha funcionado de manera significativa, es hacer que el estilo de vida poco saludable sea costoso y humillante. Fumar ya no se cree que es de ser cosmopolita o admirable, y los impuestos han hecho que el costo de un paquete de cigarrillos sea casi inasequible. Aunque puede ser difícil fijar un impuesto a la comida basura (bocadillos, bebidas con azúcar, etc.), no estaría mal.