siesta

Leyendo esta noticia de El País, resulta que los americanos dicen haber descubierto lo que llaman la “turbosiesta”, que no viene a ser otra cosa que la cabezadita de después de comer que muchos echamos y que no dura más de 15 minutillos. Y nos sueltan, a nosotros, que ellos lo han descubierto. Y se quedan tan anchos, tú.

Pero bueno, el artículo nos ha parecido interesante y por eso extractamos algunos datos aquí.

De la “turbosiesta” hablaba ni más ni menos que el mismísimo Salvador Dalí cuando daba un consejo para no quedarte dormido más tiempo del necesario para hacer un pequeño “reset” en tu organismo. Su truco consistía en quedarse frito en el sofá apretando una llave en la mano. Cuando el sueño le vencía, la mano iba abriéndose poco a poco hasta que la llave caía al suelo, y el ruido que provocaba le despertaba y hale, a seguir con su surrealista día.

Otros artistas como Cela eran firmes defensores de la siesta “de pijama y orinal”, de las que duran media tarde. Sin embargo parece ser que varios estudios han confirmado que estas siestas tan prolongadas no son muy positivas para nuestra salud, pudiendo aumentar incluso en un 37% el riesgo a sufrir un ataque al corazón. Quizás la prueba más evidente de que muy buenas no serán es que solemos levantarnos con dolores de cabeza y de un humor de perros (por no hablar de la antiestética babilla y las marcas de la almohada en la cara), aunque alguna de estas de vez en cuando no está mal, ¿verdad?

La siesta se ha unido en exceso a lo español y casi siempre como algo peyorativo, haciendo hincapié en que si somos poco productivos, holgazanes y demás. Pero eso no es así exactamente: la siesta es el resultado de un efecto fisiológico que se produce en nuestro organismo más o menos sobre las 8 horas después de levantarnos. Hay un proceso de “amodorramiento” al que puedes vencer o al que puedes sucumbir. Eso ya depende de cada uno.

Y otro falso mito: no tiene nada que ver con lo que hayas comido. Es una necesidad fisiológica que puede subsanar o no. Y que a algunos les va bien y a otros no.

¿Es buena o mala la siestecilla? Pues no son pocos los que han estudiado el fenómeno: incluso la NASA dedicó recursos a comprobar si afecta en la productividad y por lo visto “la memoria operativa (la que permite pensar en cosas y trabajar en ellas con la mente) mejoró tras las siestas, pero la capacidad de estar alerta no sufrió grandes cambios.”

Lo que sí que parece claro es que una cabezadita reduce el cansancio, te permite hacer un parón y volver más animado a por la segunda parte del día (o el segundo día en uno, como dice Néstor Luján), pero que es algo que va con cada cual.

Por eso en Google han adoptado esta práctica (al menos eso dicen, no sabemos si será de cara a la galería) pero obviamente no la han implantado de forma obligatoria. O sea, que eso de que los españoles somos poco productivos porque dormimos la siesta es un bulo. Si somos poco productivos (que no sabemos si será verdad o no) será por otras cosas, pero no porque descansemos 20 minutos después de comer.

Nosotros, claro, defendemos el derecho de cada cual a hacer lo que le venga en gana con su tiempo, pero sí que recomendamos como remedio de lo más natural un ratito de descanso y reposo, bien dormido, bien simplemente desconectando para volver con más fuerza a por lo que queda del día.

¿Y tú, qué piensas? ¿Eres prosiesta, antisiesta o todos estos debates te provocan sueño?