
Para calmar lesiones, ¿cuándo aplico frío y cuándo calor?
Un pie torcido por culpa de un escalón. Un golpe con la puerta del coche. Una caída haciendo ejercicio. El hinchazón del postoperatorio. La cuestión es llegar a casa cuanto antes y aliviar el dolor de la lesión, pero ¿cómo lo hacemos?
Siempre hemos oído eso de que el calor es bueno para tal o el frío ayuda en cual. Y sí, se trata de remedios antiguos que se llevan utilizando desde mucho tiempo atrás y que son de lo más recomendables, ya que su efecto calmante es inmediato. Pero a la hora de la verdad nunca sabemos si es el frío o el calor lo que debemos aplicar, ni qué debemos hacer para aliviar el dolor de una lesión o bajar el hinchazón de esta.
Y como no queremos que acabéis como el rosario de la Aurora, ahí van unos consejos fáciles de recordar y a los que poder acudir cuando os asalten las dudas en momentos de crisis muscular:
FRÍO:
– En contracturas musculares
– En esguinces, luxaciones, desgarros o tendinitis
– Calma el dolor por su poder analgésico
– Reduce la inflamación por golpes u otras causas
– Mejora la circulación sanguínea
– Ayuda a bajar la temperatura corporal
– Ayuda a controlar edemas y prevenir hemorragias después de cirugías
– Bueno para piernas cansadas e hinchadas
Para colocar frío en el cuerpo, se puede envolver en una tela o toalla unos cubitos de hielo y aplicarlos en el área afectada.
CALOR:
– Ayuda a calmar el dolor articular
– Ayuda a tratar la artritis ya que combate la rigidez que se produce en el cuerpo durante el día
– Acelera la cicatrización de ciertas heridas
– Mejora la restauración celular
– Mejora las defensas del cuerpo
Para usar el calor hay quienes se dan una ducha caliente o tibia, usan una manta eléctrica o una bolsa de agua caliente.
¡Ojo! Utilicemos frío o calor, no debéis exceder los 15 minutos de exposición en el cuerpo porque puede producir contraindicaciones.