A todos nos cuesta aceptar que se acaba el verano. Es el momento de cambiar la sombrilla por el paraguas y las camisetas por el chubasquero. Las hojas de los árboles empiezan a desvanecerse y todo en general adopta otro color. La llegada del otoño no sólo influye en el cambio de vestuario y de nuestras costumbres, también nos afecta a nuestra salud.

La nariz se nos pone como Rudolf y el frío nos penetra hasta los huesos. ¿Quién no ha llegado un día a casa con los pies congelados? Y es que, a diferencia de las manos, los pies están siempre en contacto con el suelo. Son los grandes olvidados de nuestro cuerpo y a ellos les tenemos mucho que agradecer, al fin y al cabo, son los que nos mantienen en pie y nos acordamos de ellos sólo cuando tenemos un problema.

Con el uso de calcetines y zapatos cerrados y una constante exposición al frío y la humedad, los pies están en riesgo de contraer infecciones. Hay que reconocerlo, los pies tienen merecidos unos cuidados que, injustamente, nunca les damos.

¿Sabes cómo cuidar tus pies de cara al frío? Desde El Naturalista te aconsejamos que sigas estos sencillos pasos diariamente para mejorar su bienestar:

  • Lávalos diariamente con jabón neutro y agua tibia. Una buena higiene es necesaria para evitar infecciones.
  • Utiliza un buen calzado. Habitualmente compramos los zapatos porque son bonitos o están a la moda, pero es importante que sean cómodos y transpirables.
  • Pon los pies en remojo en agua caliente con un buen puñado de sal o bicarbonato. Después de pasar muchas horas de pie, expuesto a los efectos del frío, te ayudará a obtener un descanso reparador.
  • Hidrátalos. Para tener unos pies suaves prueba a aplicar diariamente una crema al mismo tiempo que te das un masaje. ¡Qué placer!

Ahora que has leído nuestros consejos, ya estás preparado para afrontar la nueva estación.

¡Feliz otoño!