El agua es vital para nuestro cuerpo

Incolora, inodora e insípida. Así ha sido definida tradicionalmente el agua por la ciencia. Y, claro, con una presentación tan poco glamourosa alguno podría llevarse a equívocos y menospreciarla. Al fin y al cabo, es la bebida que más consumimos de todas las habidas y por haber -aproximadamente 80.000 litros a lo largo de nuestra vida-. Además, siempre está presente y siempre lo estará, en todas partes y a todas horas. En los ríos, en los lagos, en las lluvia y… en nosotros mismos. No en vano, es imprescindible para que podamos continuar con vida. Nuestro cuerpo está compuesto de un 70% de agua, así que ya puedes hacerte una idea de lo importante que resulta estar siempre adecuadamente hidratado.

El agua es vital para nuestro cuerpo

El agua es vital para nuestro cuerpo

Vital para el cuerpo

No solamente ayuda a que estemos hidratados, sino que además el agua realiza funciones que nuestro organismo necesita para vivir, entre las que destacan el transporte de nutrientes a las células, su ayuda a nuestra digestión o la regulación de nuestra temperatura corporal mediante el sudor al realizar esfuerzos físicos prolongados o al estar expuestos a altas temperaturas.

Y hablando de altas temperaturas, el verano que ya tenemos encima es una perfecta excusa para recordar la importancia de estar bien hidratado. Y es que, aunque no nos demos cuenta, a lo largo del día nuestro cuerpo suda y de esta manera perdemos poco a poco cantidades importantes de líquido. Cantidades que necesitan ser compensadas ya que en muchos casos se corre el riesgo de deshidratación. Náuseas, falta de fuerza, fatiga mental y física y desmayos son algunas de las consecuencias de una inadecuada hidratación cuyo estado prolongado, en casos extremos, conlleva la muerte.

 

Llena de beneficios
Aunque el valor nutricional del agua es escaso, cuando se beben cantidades adecuadas de agua se obtienen muchos beneficios para la salud. Un buen ejemplo de ello es la mejora de la función de los riñones, ya que producen más cantidad de orina y de esta manera pueden limpian mejor la sangre de toxinas, eliminándolas con mayor facilidad. Y por otro lado, no olvidemos que beber agua reduce significativamente el riesgo de que se produzcan cálculos renales.

Asimismo, entre los múltiples beneficios que nos aporta el agua vale la pena destacar:

  • Protege y lubrica las articulaciones
  • Evita que se sequen las membranas mucosas (ojos, boca, nariz).
  • Facilita el riego sanguíneo y la reproducción de nuestras células.

 

La cantidad ideal es variable

Aunque la cantidad de agua recomendable varía con la edad y el contexto en el que nos encontremos, 2 litros y medio de promedio para un adulto es lo aconsejable. En verano, esta cantidad puede alcanzar los tres o incluso cuatro litros, dependiendo de cuánta agua hayamos ido perdiendo a lo largo del día en forma de sudor. Y aunque sudar produce sed, no hay que esperar a tenerla para beber, ya que de esta manera conseguiremos un nivel óptimo de hidratación de manera constante. Es más, dos vasos de agua recién levantado te reaniman y te preparan adecuadamente para acometer las tareas que tengas que afrontar en tu día a día. No olvidemos que dormimos un promedio de 7 u 8 horas, por lo que el cuerpo ha estado deshidratándose toda la noche.

 

Di adiós a los mitos

¿Quién no ha oído alguna vez que beber agua durante la comida engorda? ¿O que beber agua durante la comida no es aconsejable? Pues la respuesta a estas preguntas es que no, no son ciertas. El agua no tiene calorías, así que es imposible engordar bebiéndola. Y respecto a su teórico efecto dañino si se mezcla con los alimentos, desde aquí escribimos dos afirmaciones tajantes: el agua limpia nuestras papilas gustativas y nos permite apreciar plenamente los sabores. El agua ayuda a nuestra digestión y a absorber eficazmente los nutrientes de los alimentos.

Ahora que llega el verano y más de uno y más de una estamos pensando en la operación bikini, nos viene a la cabeza otro de los mitos más extendidos sobre el agua: “beberla en grandes cantidades nos ayuda a adelgazar”. Error, craso error. Sí que es verdad que el agua sacia, y puede llegar a contribuir a que consumamos un poco menos de comida, pero en ningún caso provoca que las personas adelgacemos por el simple hecho de consumirla, aunque sea en grandes cantidades. Y ojo, porque el exceso de la ingestión de agua puede causar efectos sobre nuestro organismo que son muy perjudiciales.

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