El colon irritable, como se le conoce popularmente, es uno de los trastornos más comunes e incómodos, afectando a entre el 10% y el 20% de la población en países desarrollados.

Y aunque no hay una prueba específica para diagnosticarlo, los síntomas suelen incluir dolor abdominal, gases y episodios de diarrea y/o estreñimiento.
Lo peor de esta enfermedad es que al no conocerse la causa exacta, la solución tampoco parece ser fácil.
Se ha detectado que la mayoría de la gente mejora después de cambiar su estilo de vida y su dieta, pero no es la solución definitiva.

Aún así, os daremos unas pautas recomendadas por médicos y especialistas, que nos ayudarán a saber si realizar estos cambios en nuestra vida pueden ayudarnos o no.

Qué cambiar de la dieta
Es importante saber que no existe una dieta universal para estos casos, ya que cada persona es un mundo, pero si hay ciertos aspectos que podemos mejorar según veamos cómo cambia nuestra reacción ante los síntomas.

Es bueno llevar un diario de lo que comemos y los síntomas que sentimos, para así profundizar en su relación. Es importante:

– Comer mínimo tres veces al día y no saltarse niguna comida.
– Cenar a una hora temprana y en pequeñas cantidades.
– Masticar bien los alimentos y comer despacio y con tranquilidad.
– Limitar la ingesta de alcohol a dos unidades al día y mantener al menos dos días libres de alcohol a la semana.
– Reducir la ingesta de cafeína y las bebidas con gas.
– Beber al menos ocho vasos de líquidos al día, sobre todo agua.
– Procurar no ingerir comida rápida, patatas de bolsa, pizza y otroa alimentos con alto contenido en grasa.
– Incluir los alimentos frescos en nuestra dieta.
– Evitar el tabaco.
– Reducir la ingesta de azúcares simples y complejos, que se encuentran en una variedad de frutas y verduras, y también en la leche y el trigo. Pasan a través del estómago y el intestino delgado sin ser modificados y son o bien fermentados por bacterias, lo que libera gas, o expulsados con los fluidos.

Controlar la ingesta de fibra
Hay dos tipos, la soluble (que nuestro cuerpo puede digerir) y la insoluble (lo contrario).
La primera se encuentra en alimentos como la fruta, las verduras de raíz, las patatas o la avena. Y la segunda la contiene el pan integral, los cereales, las nueces y las semillas. Para evitar la diarrea deberemos reducir la fibra insoluble, además de los dulces, y los chicles y las bebidas con edulcorantes sorbitol, manitol y xilitol.

Y si sufres de estreñimiento con frecuencia, podemos aumentar la cantidad de fibra soluble, pero hay que hacerlo poco a poco, ya que de lo contrario puede empeorar los síntomas.
Son azúcares simples y complejos que se encuentran en una variedad de frutas y verduras, y también en la leche y el trigo.

Hacer ejercicio
Como siempre, una vida sedentaria puede empeorar todo tipo de condiciones, y realizar ejercicio nos puede ayudar a aliviar los síntomas, ya que favorece las digestiones.

Cuidado con el estrés
A muchas personas, los nervios y el estrés se les agarran en el estómago, provocando desarreglos que pueden favorecer el colon irritable. Por ello, es bueno intentar mantenerlo a raya.
Bien cambiando cosas de nuestra vida, o encontrando métodos terapéuticos de respiración y relajación, o acudir a ayuda psicológica.

En el fondo, todo esto son cosas básicas que pueden ayudarnos a enfrentar muchas enfermedades. Si cuidamos nuestra alimentación y mantenemos una vida activa, nuestro cuerpo nos lo agradecerá.